Para escribir un poema a una mujer
hay que penetrar en su corazón y sentirla.
Tu corazón de mujer se resiste a mi intromisión,
pero siento algo nuevo cuando te miro.
Quizá sea un impulso irresistible hacia el misterio,
ese misterio que tocas con la punta de los dedos
y sientes como recorre todo tu cuerpo.
Pienso que el misterio no es suficiente,
es como si de pronto te viera con ojos nuevos.
Prometo contarte todo lo que vaya descubriendo
aunque sea tan complicado como el color de tus cabellos.
También pienso que quizá yo sea complicado para ti,
pero tiene que existir algún punto de encuentro,
y presiento que somos dos alma amigas que no se reconocen
y algún día diremos: ¡eres tú y siempre has estado ahí!
FÉLIX