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SOPESANDO ELECCIONES

Descorro y desempolvo los espacios,
mis manos imprimen y se impregnan.
Se deslizan mis dedos, las teclas teclean.
Hay sombras, hay luces y ambas son brea;
ambas alumbran, queman, encienden despacio.


Son tantos los influjos pasando su gorra,
están atentas las vacias burbujas, observan.
Esperando llenarse retozan

salpicadas por la gloria.

Allá, en la fuente...
hábiles talentos sus bocas amorran,
de rodillas se arrastran silentes las quejas.
Atolondrados, palidos, anémicos,
los temores pierden sus fuerzas,

yacen moribundos, se desmoronan.

Mientras, rencorosas navajas se clavan
sobre rabias y odios crueles,
sobre medias sonrisas irónicas,
que ahondan en los bullicios

del sarcasmo más pagano.
Navajazos aniquilantes abaten
ancestrales cargas y desastres,
supérfluas, viles tentaciones salidas
de las lujuriosas calles pisadas,
de la incendiada Sodoma y Gomorra.

En la busqueda....
percepciones fotografiadas captan:
perfiles laberinticos
(ramas tejidas desde los tiempos),
densidades embriagantes
(osados que se excedieron,
cayendo molidos fueron tumbados)
y adjetivos vociferantes colgados
del marco de murales y trípticos.


Todo ello, si es calificado anula.
Clasifica por cuadriculas,
enrola en tropas guerreras,
añade en interminables filas,
que sin sísmicos naturales
padece siendo antihigiénico.
Resulta aburrido, es definido,
establecido, radical y definitivo.
Se cierra en geometrias finitas.

Pero si al contrario se opta,
por al sedal quitarle el anzuelo,
los peces acuden silabeando,
amigables nadan, se acercan,
agitan a la vida con esporas,
sus aletas eluden los escollos,
planean libres por la linea
suspendidos, graciles,

en las aspas del movimiento.
Prenden y son prendidos,
de una veleidad perecedera,
se evaporan los absolutos,
se validan los argumentos.

Si fuese así....
nos alimentaremos de un contorneo
capaz de fomentar luminosidades,
intensificandose los destellos.
Si es así....
nos desprendemos de inservibles

feos y oscuros invasores,
procreamos con los reflejos.
Tenemos y acunamos a los hijos,
estos, resplandecen en su visibilidad.
Siendo así....
es cuando oramos poseidos
por mantras tántricos.
Y una plácida budeidad absuelta
de deudas, de karmas;
con su equilibrio nos felicita.
Es cuando no zancadillean con torpeza,
las piernas, los pies, los pasos.
Las dimensiones acuden y se abren,
las rutas a seguir se clarifican.
La belleza se nos arrima
untandonos de vitalidad,
llega el tiempo en que son y somos....
células pacíficas de luz.