La Luna apura las horas,
de su plateada existencia.
Su intención es regresar,
cuando la vida se duerma.
En sus nacarados ojos,
se adivina su belleza.
Que se va desmenuzando,
cuando el alba se presenta.
Líneas que marcan la pauta,
de la invisible frontera.
Donde se cruzan las mentes,
que la verdad manifiestan.
Claras y oscuras ideas.
Cruzando de parte a parte,
de su saber la entereza.
Claros y oscuros senderos,
donde transitan y medran.
Poderes de Luna y Sol,
que se quedan entre medias.
El Sol renuncia a luz,
cuando la Luna despierta.
Y en la suave duermevela,
que se oculta entre los dos.
Perezoso el caminar,
se hace al pasar la frontera.
Preludio de una canción,
que adivina nuevas letras.
Por su centro se partió.
Y al dividir las ideas.
Unos subieron la cumbre.
Otros en el valle medran.
Alcanzó el Sol a unos pocos.
A otros, la Luna les vela.
Así se van sucediendo,
las cuitas de mil maneras.
Matizando las andanzas,
sobre la bendita Tierra.
Luna y Sol siguen cautivos,
en la noria que los crea.
Alternando sus poderes,
como sabias hechiceras.
Aclarando oscuridades.
Pero tapando miserias.
Atravesando las sombras,
y descubriendo fronteras.
Dando sombra al arrebato,
de la luz que nos desvela.
Sol y Luna, Luna y Sol.
Como una eterna pareja.
Que de la mano renacen,
y de la mano se acuestan.
A. L.
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