Maicaa

Recuerdos de inviernos

Princesa de cristal,
que en las noches de verano 
tú nombre has de simbolizar.

Perdida entre la muchedumbre de seres sin sentidos,
que oxidados y olvidados, viajan por las impurezas de la vida,
sola te han dejado.

Figura y reflejo de serenidad, que brindas
la calma en el lumbral de la tempestad.

Sangre de cerezos y olmos, también,
han de recorrer en tu cuerpo, libido
y puro, con Rocío de primavera,
las venas de tu cuerpo.

Ojos de esmeralda, verde platino,
que con tristeza siempre has de observar
la inmensidad de la luna o cielo,
¡tal vez!

Risa de cartón,
dientes de porcelana,
voz de la mar,
pétalo de rosa que proclama ser recogida
en los campos elíseos,
donde los hombres jamás se han de posar.

Cabello de diamante que con tibia luz
has de brindar, la compañía en
las noches de soledad.
Que en tu andar, impregnado de recuerdos,
tristes, los suelos se han de nutrir.

Huesos de ardilla, 
barro también, tu esencia hace eco en la inmortalidad
de mí ser.

Dime princesa, 
dime una vez más:
Que aun recuerdas,
las nochecitas bajo mi parral.

Dime primavera de amor,
pura y serena,
que aun en las noches de inviernos
viajan hacia ti los recuerdos
de “hasta siempre” y “te quiero”.