Esteban Mario Couceyro

Romance embrujado

Ella en el balcón miraba

el prado

donde los hombres

luchaban

por sus favores

mientras la noche

ganaba las sombras

..………..

negras

mezcladas de la sangre

dejada

en el infortunio

de quienes la amaban.

 

Fuertes hombres

de plateadas armaduras

quebraban sus lanzas

en los cuerpos

del adversario

que se alejaban

sobre sus macizas

cabalgaduras

dejando la marca de la

infame derrota.

 

Siglos de batallas

y escaramuzas

viriles

muertos

y armaduras

oxidadas

espadas quebradas

llantos

contenidos en ayes

de orgullo herido.

 

La dama

y su embrujo de amor

avejentaba

de eternidad

viendo morir

varones

retados al infinito

por nuevos hombres

enamorados

sin remedio.

 

Los tiempos pasaron

hasta que

un día

sin nubes

de radiante sol

desde el bosque

se sintió

un madrigal

suave canción

cantar

a un joven juglar

montado en un

blanco caballo

de gruesas patas

con pulseras

de cascabeles

al son del canto

enamorado

sin armas

vestido de claro

capa

roja de bordes blancos

cantaba

a su amada

y las aves en bandada

poblaron el cielo

mientras

el joven se apeaba

con reverencia

a su amada.

 

Dice la historia

que ella

abandonó la torre

y que en grupas

del caballo blanco

se fue, llevada

entre sonidos de cascabeles

por el juglar

a tierras gratas

de infinitos verdes

a la costa

de mares azules.