Raul Gonzaga

Somos arquitectos de nuestra propia caída



Hoy nuestra Madre está muy enojada,
Ángeles desataron su poder,
Con gran fuerza se escucha el padecer,
El rechinar de dientes, por la espada;

Ay, se queja infeliz y adulterada;
Ay, repite por pena al fallecer;
Ay, por utilizar su gran poder
Contra una humanidad tan destrozada;

Acepto la justicia de sus daños,
Sunamis, huracanes y temblores;
Incendios que destruyen sus rebaños

Su vida vegetal y sus amores;
Y dicta su final en sus escaños:
Mis hijos son feroces destructores…

No hay un cómo evitar creciente furia
Los males son cadenas concebidas
No en una sino en muchas, muchas vidas
De un ciego confrontar tanta penuria;

El hombre siempre sigue a la lujuria,
A la ciega ambición le da cabida
Y la oscura ignorancia, siempre oída, 
Acepta sin razón constante injuria;

Hoy quieren reponer esa armonía
Que tanto proclamaba un sabio chino
Que buscaba el sembrar sabiduría;

Pero nadie escuchó al gran adivino,
Optaron por ganar fatua valía
Y cavaron un gran pozo en el camino…