Enrique Mundo

Me gusta

Me gusta cuando aspiras porque estás como extremeño,
porque a tus labios les gusta perfilarse
alargados, ajenos —sin oclusión—
entre sí,
como una coordinación arbórea,
porque achinan tus ojos y me gustas
enfrente, sí, me gustan mis rodillas,
en cuña, entre tus piernas
mientras hablamos,
porque de tus labios caen olivas
y te ríes y las quiero besar, y apartas leve
la mirada.