Prosa Osada

La Boda de los locos

Locos

Extraños y locos en el manicomio de un amor cancelado, figurando fantasmas, ahuyentando la luna nueva, tratando de detener la rotación de la tierra.

Amando la demencia con que se suplanta una realidad más azul que cualquiera. Afonicos de gritar nombres en la oscuridad. Doblando el tiempo sobre las montañas atrapando brujas en el aire, tragando poemas a puños, cagando mariposas.

Cabalgando unicornios en el patio de los locos a la hora del recreo. Insanos y tercos hablándole a la pared blanca sobre la historia de un par de cerdos con síndrome de TOC.

Dos locos, tres locos sobre la cuerda de una telaraña marchando a lo espartano, UN DOS, UN DOS! Militares corren lanzando granadas de confeti detrás de los novios que se van a casar en el burdel más grande del pais de ningún lugar!

Desfilan los obsesivos con el traje impecable y los esquizofrénicos ven al novio con furia de que los opaque con su vanidad, alcanzo a ver esos agorafogicos saliéndose de la fila para refugiarse bajo las mesas cubiertas de manteles y los hiperactivos se truenan los dedos con sus miradas puestas en el monumetal pastel de la fiesta.

Locos vestidos de gala, surcos de sal bajo los arcos y algún atrevido pinto a los gatos negros, múlticolor.

Celebran las vacas dando leche de chocolate y los meseros llenan las copas hasta el tope, que no falte nada que el banquete está por servirse; Todo es tan normal que los desquiciados se dan un festín de caracolas mágicas de poca progenitora ¡carai!

El novio dijo \"No sé\" que se tomó como un \"SÍ\". Y la novia muy contenta se lanzó con un beso efusivo al padre que la puso en su lugar levantándole el vestido y a nalgadas el perverso la obligó a responder: un \"Acepto\" agitado.


¡Es hora del prozac! grita furiosa la mucama a los dos locos ya en su nido de amor, donde la luna de miel se celebra; mientras Bethoven toca una pieza en el gran salón. los locos bailan su vals entonados con prozac y clonazepam unos son artistas de la actuación, y otros hacen figuras con sus manos en el aire como recogiendo nubes del impresionante cielo azul, más azul que ninguno.