Verano Brisas

GALILEO

Mientras los turcos mordisqueaban a Europa

y los católicos,

para escarnio de la intonsa muchedumbre,

chamuscaban a creadores y científicos,

tuvo lugar el nacimiento

del más fiel estudioso de Copérnico,

quien clavando su mirada poderosa

en los eternos fenómenos del cielo,

no pudo sin embargo demostrar

la impecable intención de sus escritos.

 

Abjuró sin prejuicio, de la ciencia,

en un acto por demás inteligente,

temeroso de acabar como Giordano,

amarrado a los palos de una hoguera.