Me miró,
los ojos turbios de recuerdos olvidados,
como si quisiera decir algo.
Lo intentó
una, dos, muchas veces,
hasta que el agua amarga alcanzó su boca.
El sabor,
a mar, a brisa tíbia, a sol de agosto,
despertó sus ojos, su lengua.
Y volvió de un sueño que no recordaba.
- ¿Cómo me llamo?