L.O.V.E

Fátima

Amoniaco es lo único que tomo

después de aquella noche sobria,

en donde una brecha de amor lucido

acaricia y acompaña nuestro deseo.

 

No me arrepiento,

el barullo no produce miedo,

sigo en la búsqueda con intensión de conquista

de aquellos labios con sabor y suave tacto,

recordándome la crema batida de aquel café

que tome a tu lado.

 

Es increíble como estoy creyendo,

imaginando, pensado y soñando

repetidamente de tener tus labios,

pero mientras el horizonte este inmóvil,

no sedo al fracaso, de una vez más,

probarlos a tu lado.