Murialdo Chicaiza

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En sus trenzas la luz caracolea

brindando claroscuro de dulzura

mientras que la mañana se recrea

en su morena piel y su tersura

en sus dientes de blancura nívea.

Todo al fin pasará y solo perdura

este amor a la niña de los Andes

mi amor sin fin, sin límite ni bordes.