Luis Rayo

Eres como un Palacio.

 

Eres como un palacio

al que no tengo acceso,

ni por destino,

ni por amor.

 

Eres como una rosa

cuya fragancia

sólo la aspiran

los dioses con mucho amor.

 

Mas los mortales

nos conformamos

tan sólo con escuchar

tu dulce voz.

 

Voz que anhelo.

Suspiro que surge

de un te quiero,

que un buen día

de tu interior ha de emanar.

Sin duda ha de llegar

aunque el tiempo pase

y yo, ya no esté en ese lugar.

 

No tengo prisa,

algún día tu suspiro

ha de arribar

fragante y amoroso

como me lo imagino yo.

Lleno de esplandor

y de rocío,

tan sólo para calmar

las heridas de mi corazón.

No importa que sea de día

o que sea de noche.

No interesa que sea en vida

o que sea en la eterna despedida.

 

Lo importante será siempre

haberte conocido

y, nada más.

Porque más,

no se le puede pedir a la vida.

 

 

Que mi mente en algún momento

haya logrado sin tú consentimiento

una esperanza que se dio fallida

por toda una eternidad.

¡No hay por que llorar…!

Triste dolor que me llevo en mi corazón.

 

Así que mi voz calla.

Mi mente se apaga.

Mis sentimientos se rebelan,

y yo, ¡oh dulce amor!

te seguiré esperando,

sin que tu lo sepas.

Sin decirte adiós.

Y tú, como el viento,

seguirás pasando

sin darte cuenta

de lo mucho

que  me das..

Aun con tu silencio.

Aun con tu desdén.