J M Apolinar.

Efimera.

Heme aquí que estoy ausente,

hete aquí, que me coges de  mano

henos aquí que nos estamos  solo  y amándonos.

 

Qué etérea es la palabra amor.

¿Por qué solo con cinco letras he de tener que explicar cuál limerente me eres?

Si tengo la boca llena de ti, de mentiras,  de promesas y de ansia y hambre de ti.

Siento que te queda pequeña la palabra amada.

 

Pudiera incluso juntar las palabras más hermosas del mundo,

metérmelas detrás de la garganta

y cantar tu nombre para el bien dormir.

 

El amor es tu nombre,

tu eres la vida y la muerte está en tu ser

cuando me llevas de los labios y del aliento

y me  evaporas de suspiros y volamos por la habitación,

cuando me completas y no hay costilla que me falte.

Pero tú eres inefable, eres el amor.

 

Melifuo  perpetuo de tu voz,

yo no creía en el amor

hasta que le vi nacer entre tus labios.

 

Mira todas las estupideces que me haces decir.

Ahora entiendo para qué sirve la palabra amor.