Katherine Cinco

Hombres

Los hombres también se enamoran, y yo los prefiero así, sensibles hasta la médula, desprotegidos, sin seguro ni caparazón. Los quiero así, con el amor despierto por sus venas, con el deseo y la necesidad taladrándoles la razón. Los prefiero así enloquecidos, perdidos, indefensos, queriendo, extrañando, con el corazón vivo y la vida abierta.
También sienten miedo, a la noche sin ella, al olvido, al adiós y al mismísimo tiempo. Ellos también lloran, ríen, esperan en silencio y también sienten cuando la indiferencia les golpea el pecho. Y yo los prefiero así, los quiero así, jodidamente humanos, jodidamente expuestos, con el ser rebalsado de sentimientos, con las manos llenas y los sentidos atentos.
Con su fuerza, con su hombría, con su sensibilidad escondida y con todas aquellas cosas que no demuestran pero atesoran. Y a mi me encantan así, entregados, predispuestos, sinceros y directos. Me gustan cuando se dejan empapar el alma con el deseo de otra alma, cuando no le temen a decir lo que esperan, lo que quieren, lo que sueñan, me gusta cuando no se callan.
Los quiero así, gritando los “te quiero\", cantando los “te amo\", susurrando los “te necesito\" y agotando los “no te vayas\".
Los hombres también se enamoran, también odian las despedidas, también extrañan los besos. Ellos también cuentan estrellas, ellos también escriben versos, ellos también lo dan todo, pero nadie se fija en eso. Pero yo...yo los prefiero así, los quiero así, completamente intensos, diferentes, especiales, locos, felices y completos.
Nadie puede escapar del amor, a todos nos toca, a todos nos llega.
Yo me enamoro,
tú te enamoras,
él se enamora,
nosotros nos enamoramos,
y ellos, ellos (los hombres) también se enamoran.