Nader Sinnugrot

Testigos.

 

La luna calleándose entre los sueños

La montaña que grita al borde de la locura 

El roble quebrado sus ramas en el verde pasto se oscurecían con cada día 

Sus ojos latían su cazaron brillaba

Ella, ella estaba cortada profundamente, cortada (llegándole) hasta el alma , la carne tirada, una plegaria. 

Los escalones rodaban, el mármol desgastado, sobreviven los pies descalzos 

Los sentimientos que se encuentran no conocen del pasado 

Los fragmentos se fueron desprendiendo uno a uno de nuestra piel de los recuerdos...

Estallaba cada palabra, árboles solitarios en el invierno un manto blanco cubría la tierra, el viento seco y despiadado congelaba los pasos

Así la oscura noche , así el corto día en un invierno que nos consumía, así la belleza, así la nobleza. 

Poco a poco la intención se volvió común los destellos apadrinados de la santa palabra buscamos refugio en Dios, consolación divina. 

Las almas jugueteaban entre el dolor y lo feliz

Su mano en mi pecho fue guiada con su mirada la flecha se doblaba. 

Destino, camino.