Que es de nuestra sonrisa, cuando finaliza la obra, el maquillaje caduca
y los aplausos se vuelven mudos tras el telón, solo actuamos felicidad.
Que es de nuestra luz, cuando el foco descansa y ya no es tu fiel compañia,
solo queda un espejo parlanchín que grita lo estupido que eres
al simular ser alguien más, aparentamos todo, menos ser sonotros mismos.
Que hace el orgullo y la admiración, cuando notan ser parte de un atuendo,
vivo, mientras el teatro abre sus puertas.
¿Que haces tu, luego de caminar por el vestidor?...
¡Devolver lo prestado y quedarte solo con lo que poses,
un rostro sin maquillaje, una piel desnuda,
y una alma que espera ser alimentada!
Finalmente, que terminamos siendo...