Volvieron. Admito que yo los hice regresar, pero no creí que volvieran todos.
Volvieron los malos hábitos, las caminatas sin ansias de ser, las amistades sin diálogo, las plazas del bello corralito de piedras; las mesas de aquel café melancólico, con esos hermosos boleros, asfixiante en recuerdos.
Volvieron las noches de humo, aquellas que atormentan tu fantasma con bocanadas de alivio, y que reviven mi pena después del alba.
Volvieron todos. Volvió incluso la ironía. sí, aquella ironía de que hayan vuelto todos, excepto tú.