aimara

No ha pasado nada

Los vocablos de mi boca, dibujan tu sonrisa.
El verano nació conmigo, color, piel, sol,
tres fundamentos de mi rima.

El mundo esta llenó de mentiras, disfraces, caretas; entonces, la inocencia se encuentra con toda esta pestilencia, socavando la sonrisa que delinea su figura, matizado el diáfano pigmentó de su elemento, la inocencia no tiene miedo, ella se entrega, confía, es infantil, se viste de risa espontánea, si una lágrima cae, la sonrisa labra en sus ojos mágicos colores.

Alucinante de estrellas y centellas, con toga de universos cubriste tu cuerpo.
¿Qué paso, apagaste tus sueños, te cansaste de soñar?
Deseo dormir sin sueños, solo huir de mis alucinaciones, me daño, se desangra el alma, no soy yo, soy…la mano que escribe; escribo imágenes tatuadas en mi piel, labro símbolos en la roca de mi olvido, cultivo matices de lo inesperado, llegando lumbre, dando calidez, a la mano del amigo, del hermano, del amor. ¡No llega!, porque excomulgo con la lascivia del engaño ¡Cómo puedo mirar las estrellas! Si mis hermanos escupen sangre, para que otros vivan mejor. Todo sigue igual, nada ha cambiado, desde Moctezuma, Atahualpa y Lautaro, no ha cambiado nada.
La morena sigue llorando a sus hijos y los mil cachorros de Rubén Darío, son todos adictos, dopados, enamorados de la diosa blanca, solo el tiempo ah pasado; no ah cambiado nada.

Aimara