Es abril ya;
mi sangre nace de la quebradura entre la tinta y el papel,
se desarrolla con piedad,
se convierte en polvo apenas toca mis ojos.
Es abril ya;
¿por qué esperar a que los pájaros terminen de gritar?
¿por qué no alzarme, elevar mi voz, y espantarlos? ¿qué es el coraje sino eso?
Es abril ya;
no quiero hacer cosas que mi alma no siente,
no quiero despertar y acomodarme entre verdes desconocidos,
entre falsos otoños y ojos tristes.
Es abril ya;
veo las torpezas de mis letras pasadas,
siento la incertidumbre de lo que pueda llegar a vomitar pronto,
y me ahogo.
Es abril ya;
se termina mi infancia.
Y lo busco todo.
Cada herida, cada foto irrepetible, cada cigarrillo que descansa en el asfalto.
Es abril ya;
islas crecen a medida que el agua se mueve.
Islas dentro de mí,
sobre la niña que fui,
dentro de un frasco pequeño titulado “sueños”.