Apenas llegando me di cuenta que hay una crisis amenazando la crisis actual, salió de entre el tumulto una adulación que ya no puede disfrazarse con falsa humildad, venía acompañada de una vanidad que handa dando vueltas y nos marea a todos.
Hay un eguillo que se vale de la ignorancia para sentirse inteligente, pues pocas veces reconoce que la ignorancia es esta cosa sencilla de la existencia y en la existencia caemos todos y en la muerte nos vamos a encontrar, igual de brutos, aun más porque de la muerte ninguno puede hablar, ah pero ese eguillo tiene unos aires de inmortalidad que espantan.
Hay unos brotes de doble moral que andan escupiendo flores, ahí va caminando una camaradería circunstancial y yo le paso de largo, no vaya ser que me salude.
Ahí en la esquina vi un par de halagos dándose de besos con la vanidad, se dieron la vuelta y la hipocresía se los cogió en plena fiesta, y si me preguntan yo no vi nada, a mi quien me tiene viendo lo que no conviene.
Más pa’ llá hay un par de amigos que se aplauden sus miserias y sus miserias se ríen ¡mientras haya amistad siempre habrá mierdas que aplaudir!, hoy mismo vi a mi peor enemigo y me dijo algo tan genial, que deseé fuera mi amigo, entonces recordé que mis amigos no dicen genialidades aplauden mis miserias, por lo que le contesté un par de cosas sólo para asegurarme de que sea siempre mi enemigo, no vaya a ser que un día cualquiera se levante con ganas de aplaudir y deje de decir genialidades.
Hay una crisis amenazando la crisis actual, y yo tomandome una cerveza, escribiendo como si nada fuera a pasar.