Patricia Aguilar

El placer de volar


Y si como las aves me dejas volar?
Pero primero me elevaré hasta las alturas, y daré un paseo por tus ojos, por tu boca, por tu nariz e incluso por tus oídos.

Así de a poco llegaré hasta tu cabeza, me pensarás todos los días, y cuando te canses de verme volar en las alturas de tus sueños, empezaré a descender.

Como un halcón desafiando la gravedad y los temores, llegaré a la boca del volcán, corriendo el riesgo de quemarme e incluso morir.

Pero, cómo no tomar el riesgo de ver tan bello espectáculo?
Si para eso estarás tan enamorado, que las flamas serán cada vez más intensas.

Ya segura de tu querer, me atrevo a bajar un poco más, y llego a tu misterio, a lo que escondes detrás de cada beso, de cada caricia.

Y aunque el placer de volar sea indescriptible, nada puede evitar que yo aterrice, ahí, en el punto exacto, donde vuelo contigo, pero no como lo solía hacer.

Y me elevas más allá de lo posible, y te elevo a donde nunca has ido antes, y volamos sin volar, pero ahora juntos.

Y el placer de volar ha sido reemplazado, y lo elijo en ti todos los días, porque nada se compara al placer de amar.