Permite que el sudor que cae por mi mejilla seque en el punto negro de tu pecho y susurrar mis expresiones carnales en los finos tímpanos de tus oídos mientras ululas, que los ojos del amor tracen la ruta de nuestras caricias y el disfrute mutuo sea la meta conjunta, que lo carnal no prevalezca por encima de lo sentimental para que este amor se tatúe en cada parte de ti, pedir al todo poderoso la permanencia del brillo de tus ojos por toda la eternidad, no tan solo por la luz que me das, sino, por las bellas palabras que estos expresan sin hablar, Permite que mi sudor se confunda con el tuyo, mientras nosotros parecemos Mesopotamia involuntaria, que estés aquí cada momento, para cerca de tus oídos pedirte permiso, y que mi sudor pueda reposar en tu cuerpo, Permíteme sudar en tu piel.