Vicente Martín Martín

Uno llega a su casa

Uno llega a su casa

y está lleno de rosas el jarrón aunque no es tiempo de flores,

y hay un gato durmiendo en el sofá y eso que nunca

consentiste rodar una película

de animales domésticos.

Y te da por pensar si no hay motivos

para hacerse de cruces

y afirmar

que la vida es así, tan enigmática,

que no puedes saber si es que has sembrado de potos el jardín

o te has echado

una amante en los Andes.

Observas, por ejemplo,

que septiembre no es siempre el mes más triste

ni los muertos retoñan en noviembre,

que se pasa la vida y a la buena de Dios llegan los nietos

invirtiendo las fechas,

desandándolo todo y ahora hay flores

que crecen sobre el mármol y se riegan

con agua del Jordán.

Desde luego

que te sobran razones para hacerte una foto y colocarla

delante de un guiñol como reclamo,

desde luego, si no fuera pecar de heterodoxo,

que hay motivos sobrados para abrirse las venas o echarse en el café

dos gotas de cianuro.