Alberto Escobar

Tus Manos

 

Todo te lo perdono a ti, que eres incapaz
de perdonarte.
Parafraseando a Confucio.

 

 

 

 

 

 

Un grito de dolor inunda la noche.
Un grito de dolor que calla campanas.

Se te doblaron las manos, blandas de
desaliento, de desconfianza.

Un obús esférico se te aproximaba
para romperlas en mil pedazos.
Manoplas impotentes al rayo.
Tu alma de reciente muesca
increpa a sus alas sin viento.
Tierno cervatillo bañado en salivas
que desbordan pantanos de culpa.

Esta noche fuiste huérfano de sueño.
Tus ojos carámbanos quebrados
que sajan las entrañas.

No puedo solo darte mi sonrisa.
Bálsamo que aduermen lobos
hambrientos de intestino.

Saldrás de este infierno, lo sé.
Burlarás a Damocles si hundes tus
manos en argamasa.