alejandro fozar

LVII.

 

Te extiendes sobre los tejidos de la tarde

como café que se derrama en una batista de algodón.

Noche, tus peones negros se cercan sobre un rey

muerto con cedrones clavados en la sien.

 

Tiznada e infinita con tu luna en el ojal

aún quedan reproches cuando llegues a mi umbral.

Noche, ella se oculta en tus pozos de nocturnidad

con blancos ojos tanteó las paredes de mi soledad.

 

Noche, ya te acerco mis pies a tus orillas

acá pago otra culpa con el polen de tus estrellas amarillas.

Centeno y hielo riegan los ayunos de sufrir

me trago los dolores y hundo mis manos al heñir.

 

Noche, son verdad las ojeras que maquillan sus ojos?

balsamo del alba que estría las persianas y barre los despojos!