Te quiero, ¿lo sabes?
no sé cuándo sucedió,
pero hay algo en tus ojos
a lo que yo llamo amor.
Mirarte y sonreír,
me hace pensar que estoy loco.
Observarte más allá
de esos labios hermosos.
Son tus pupilas
una luz en que me pierdo,
y tus mejillas rosadas
mi más hermoso recuerdo.
Es tu cabello un preludio
del más tierno deseo.
Y tus manos tan fuertes,
el sostén de mi destierro.
Recordar cómo me hablabas
me llena de desconsuelo,
porque ya hoy no lo haces
como esas noches de ensueño,
cuando el alba nos llegaba
y no sentíamos sueño.
Al final solo abrazabas
mi espalda para dormir,
y allí estábamos los dos
en un mismo porvenir.