Héctor Martínez Sanz

Elegía a Enrique de la Llana

A la memoria de Enrique de la Llana

 

Es muy triste saber que un hombre bueno
Se marcha sin apenas conocerlo,
No por no haber podido
Sino por no haberlo hecho;
Estrechar su mano, y no haber insistido
En abrazar toda su alma de hombre artístico,
No por no haber un momento
Sino por no poner ahínco;
Cazuelitas y tostas, tartas y versos,
Café con leche y galletas y conciertos,
Recitales, vino tinto,
Y libros, cuadros y sueños...
Formaban juntos tu atelier parisino
Y el café donde reunir a tus amigos
En un rincón madrileño
Embajador y castizo;
Guitarras y violines descompuestos
Lloran, huérfanos de luto, en silencio,
Porque no estás, te has ido,
¡Y ya te echan de menos!
Incluso los que apenas te conocimos
Rasgamos nuestras cuerdas en tu recuerdo.