Rivaldo Viesca

Al Corazón

Te lo dejé en la mesa,

al lado de la sal.

Pero no te interesa.

Lo bañe en oro,

en plata y cristal. 

Es un tesoro.

Guardado en un baúl,

bajo el colchón.

Ortopédico y de sábanas

color azul.

Sobre el mantel,

y la luneta roja.

Sobre la piel. 

Lo ofrecí a tu aroma,

a tu inocencia,

a tu persona.

Allá donde no hay nadie

pero están todos.

Di mi corazón al aire.