Mi montaña mas alta y mi paz mas profunda, mi valle mas hondo y mi guerra mas fria.
Viviamos en esa eterna dualidad de austera y sincera felicidad y esa sombra marchita de tristeza prolongada, no sabiamos como salir ni sabiamos como habíamos entrado, atrapados en un laberinto, nos amabamos. Mas nuestra fuerza siempre alcanzaba para manternos juntos y al lado, jugando con una gravedad invertida que solo atinaba a alejarnos.
Nos paseamos deleidosos por las calles de un colorido guemes ludicos y novatos en el amor correspondido, sonriendonos de la mano y susurrandonos al oido.
El cine y los museos, el cafe de desayuno y asi tambien las noches de suplicas y llantos de corazones dolidos , de esperanzas marchitas, de gritos y ronroneos de minino, nos mecimos en las horas de la vida, joviales siempre atentos, nostalgicos y algo dolidos.
Y allí quedaron todos los sueños apretados en un cajita de zapatos, los mapas de viajes que mas nunca se dibujaron con nuestras pupilas de testigo, los nombres de un par de niños que siempre quisimos, la rayada esperanza de conocer ese tal Chicago y el deseo de pasearnos por las calles de San Telmo y compartir el tango y Buenos Aires, dormirnos en ese pintoresco hostel de la calle Florida.
Alli quedaron mas que dormidos las ganas de estar vivos de este amor tan profundo, pero tan tan herido.
Se quedaron en la caja de las fotos que mas nunca sacamos, tantas cosas que ya nunca viviremos y mi sueño de amarte siempre y tanto por la eternidad, hasta que tus ojos tristes se colmen de acompañadas arrugas, que tu habla se olvide, perdiendose en las lagunas de la memoria , ya tan vivida y ya tan gastada, de mecernos al sol y tejernos sonrisas ,muecas y contarnos finos recuerdos, amandote siempre y a tu lado y vos al mio.
Mas bien hoy seguiras para siempre tu camino y no podre acompañarte pero seguiras siempre en mi corazón ,mi cabeza y mi alma, que de este amor tan grande fueron testigos.
Para siempre mi amor N.A
Te amo tan profundamente que un dia te deje partir.