raul gustavo

SONETO 2: LA LUNA DE TESTIGO

La luna nos miraba envidiosa,

brillaba, como queriendo entorpecer,

la danza de dos cuerpos, majestuosa,

entrelazados, sólo para el placer.

 

Esa danza tan sensual y fogosa,

de cuerpos desnudos al amanecer,

tan bella, placentera y gozosa,

haciendo nuestros cuerpos estremecer.

 

Al compás de la música armoniosa,

de los gemidos hasta desfallecer,

exhaustos, en esta magia hermosa.

 

Y volvemos nuevamente a emprender,

sin pudor, la danza maravillosa,

y la luna, mirando al amanecer.

 

RAÚL GUSTAVO