No quiero ver congelada
la voz del alma en un instante,
Ni sus sentimientos disecados,
conservando falsamente su forma.
No quiero ver la risa exhibida
junto a la lágrima en una vitrina.
No quiero miradas complices,
viendo una fría pared.
No estoy para alargues vacíos,
Para tiempos extra,
Para arranques poéticos en frío.
O pasiones hace tiempo secas.
No quiero buscar las palabras correctas
para describir la lluvia, si el suelo ya secó.
No quiero abrir mis agujeros para fotografiarlos.
No quiero mantener la carne muerta en el cuerpo.
Tanto como no quiero asirme a la carne de otra,
y cerrar los huecos que el tiempo ha dejado en la mía.
No quiero perderme de la luz naciente,
Mientras cuento mi muerte de a poco en las sombras.
No quiero de las memorias sacar vastagos incompletos,
formas vaporosas, volátiles y venenosas.
Quiero apagar el ruido adentro,
y encender la música que hay afuera.
Quiero sólo una palabra que atraviese la mente: ahora.