alupego (Ángel L. Pérez)

GRITOS DE SILENCIO

 

Volátil va la memoria.
Dando bandazos beoda.
Abduciendo del recuerdo,
lo nocivo que le sobra.

Calles desiertas de gritos.
Los de la niñez de otrora.
Calles desiertas de esencia.
Y de multitudes solas.
Desiertas de la pasión,
que da a la vida la nota.

Números son los nombrados.
Sin nombre son los citados.
Hombre que sin nombre va.
Entre números negado.
Un número que camina,
entre números contado.

Silencioso quedó el viento.
Sin aire que le sustente.
Vacío de su alimento,
que llene su enorme vientre.
Ausente en su condición.
Como una voz sin aliento.
Nada que su cuerpo aliente.

Perdidas quedan las voces.
Escondidas las miradas.
Mudas las muecas soñadas,
que den sonido al amor.
Persiguiendo la razón,
que se aleja desdeñada.
Mientras los ecos se pierden,
en las cumbres de hojalata.

Sangre que bulle furiosa.
Sangre que de ser tan roja,
vuelve loca a la pasión.
Sangre que fluye sin pausa.
Torrente que se derrama,
como el vino de la copa.
Y su rojo corazón,
llena las vacías fosas.

Luz que llena la penumbra.
Luces que sofocan llantos.
Luces abrazando sombras.
Negruras que van clareando,
con las luces de la aurora.
A. L.
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