Ignacia.

La flor marchita

Querida, como una flor marchita has muerto sólo para prevalecer en la memoria de quien sea el loco que te amó.
Has vacilado al motón, tan delicada e imparable, has llegado a estropear todo como un huracán.
Has sido inválida en una vida que jamás pudiste revelar.
Y en todo lo que sé, deseaste llegar hasta allá hasta el momento final.
Querida, en todo lo que sé, amaste hasta el último suspiro.
Pequeña niña de pensamiento egoista, ¿En qué te has parecido a esta creyente?