Desde mis ayeres fugitivos
y pergeñados
por el Tiempo y el Espacio
incognoscibles, 
y por un acto mágico
de un dios irreverente,
intento medir y vigilar 
el eco y el peso de mis sombras
para hacerles frente y destruirlas, 
definitivamente.
Sombras del pasado
de finitud sellada 
por un simbolismo
que espejaría el Universo.
Sombras constantes, 
alegres o trágicas
que no tienen pausa.
Creo que en esta lluviosa
noche de otoño
mi mente insomne y todavía aturdida
podría aún,
tener la fuerza de cambiar
el nombre de mi Suerte
y el vector de mi Vida, 
hasta enterrarse 
en tierra fértil y sabia, 
hasta mis raíces 
y hasta el mismo Dios.