Amalia Lateano

EL VIAJE

Cuando parta hacia la otra orilla
Le pediré a Caronte, el Barquero,

Que reme lentamente, sin prisa,

Porque aunque no desespero

Busco un viaje silencioso
.
Sin aventuras. Prometo ser sumisa.

No recelaré de las aguas oscuras.

 

Es más: Disfrutaré de las tinieblas
Porque la luz de los que amé

Me escoltará apartando las abyectas

Figuras espectrales.

Mientras en lo alto

Mantendré mi pensamiento feliz,

Al mismo tiempo que una extraña sensación

Invadirá mi espíritu

ya sin cuerpo.


Muy a pesar mío:

No encontraré a nadie, ya lo sé,

Si no los cargo en mi alma.

El que me honra, estará en mí.

De lo contrario: Perderé la ruta.

Debo andar con cuidado

No debo apresurar el viaje.

Mejor que dure muchos años

Y sea vieja cuando arribe.

Seré rica con lo que he ganado

Por los recuerdos

Sin esperar que Caronte

Me recompense.

Al Hado, en el cual no creo,

Le debo el maravilloso viaje.

Sin él no habría iniciado el camino

Y nada ni a nadie tendría para ofrecer.

Si llevo poca carga

Es porque no la necesito.

Hoy tampoco.

Soy muy rica en experiencias:

Comprendo qué significa ser sabia.

Consumada la partida, reflexiva o no,

En la ciudad que peregrina conmigo,

Concluirá el plazo.

Consumido el tiempo que me fue dado,

Si no alcanzo la riqueza

Que da el conocimiento,

No habrá nuevos puertos

Y todas las despedidas me serán inútiles.


Recorreré otro mar, y otro país ...

En otra ciudad mejor que ésta me afincará

La muerte. Me acunará como a una niña.

Indivisibles mis esfuerzos son una censura

Para este casi muerto corazón.

¿Hasta cuándo podré, aquí, abatirme?


Donde te busque, cualquier cosa que observe,

Advierto las negras ruinas de mi vida

Donde he dilapidado tantos espacios,

derrochados, devastados absolutamente

No hallaré otra tierra, otro océano.

La ciudad que no es mía me perseguirá.

Caminaré las otras calles,

Envejeceré en los desconocidos

Territorios, nuevamente

En cada vida que me es dada.

Aquí terminaré de romper mi máscara

Y no espero nada mejor.

No hay barco para mí, no hay calle.

Volveré a la vida,

En esta angosta esquina de la tierra,

 

Para volver a construir el mundo.--    

 

Amalia Lateano