Federico Mendo Sánchez

MI MADRE Y YO

 

 

Hay una mujer que su infancia fue pastar ovejas,
sumida entre cerros entre cantos de carnavales,
quizás tantas tardes con el hambre a cuestas,
mirando muchas veces el sol o lluvias torrenciales.

Quizás no paso por su mente otro destino,
y siguió con sus ovejas y  su ganado,
quizás sus pasos iban por otro camino,
buscando una sonrisa o un algo soñado.

La escuela le conoció casi a medias,
así cómo van las aves en su vuelo,
llevando a veces esperanzas y alegrías,
y al caer la tarde dan gracias al cielo.

Nunca tuvieron descanso esas manos,
y aún continúan cada día su noble labor,
hoy está reunida con sus nuevos hermanos,
que Dios le ha presentado con mucho amor..

Por eso hoy quisiera oh, mujer hermosa,
darte todas las gracias por tanto tesón,
eres tan humana, eres bondadosa,
por eso tienes grande ese corazón.

Por todos tus hijos hoy quiero darte gracias,
por aquellos que hoy día no vieron tu rostro,
tu cuerpo de madre, lleva tus canas bien puestas,
le pedí a Dios que nunca me faltes, en un padre nuestro.

Oh divino Señor tú me que conoces,
y que me diste la dicha de tener una madre,
hay muchos que ahora aun no reconocen
que el amor eterno es el amor de madre.

Madre, muchas gracias hoy  yo quiero darte,
porque me hiciste fuerte como el ancho mar,
fui el marinero de tu vida  que supo extrañarte,
y fuiste mi estrella en el silencioso mar.

Soy así,  pues tu sangre llevo con mucha alegría,
y culpable soy yo, de tus venerables canas,
mi amor es tuyo y también de mi padre,
gracias por decirme que me amas cada día.