Nasdlo F. Real

Llegarán las hadas...

Dicen que hay mentiras piadosas,

yo no miento al decir que te amo

que llegué a ti sin esperar oferta

ni queriendo que fueras tú

quien reparara todos los daños.

Tampoco niego sentirme confundido

cuando aseguras que las hadas no existen

mientras juras tener a un dragón escondido

en el armario de tu habitación.

Puedo creer que es cierto si dices

que hay dos manzanas en el cesto

cuando ya he contado una docena,

y que nadie ha llegado tan lejos

ni más allá del horizonte

que asoma al mirarte a los ojos.

 

Acepto que he sido como un niño curioso

que se pregunta el por qué siempre

cierras las cortinas apenas se asoma el sol.

Que hay temores que no duermen

y conocen de memoria los gestos y palabras

de canallas que sólo juegan al amor.

Parece que el corazón se acostumbra a la mentira

y después de un tiempo

(cuando se ama el arma que causa la herida)

se vuelva inmune a la traición.

La certeza que sale de tu boca

me hace creer que mi felicidad eres tú,

y que debo dejar de hacer preguntas

como un mal estudiante

que acepta y no cuestiona lo que dice el profesor.

 

Sé que todo pasa

y que algún día mis miedos y mis dudas

se verán de frente

con el dragón que aseguras en tu armario,

y llegarán las hadas que confundí contigo

una tarde mientras se ocultaba el sol.

Entonces no tendré más excusas

para quedarme aquí por siempre

o irme con ellas sin decir adiós.