VICTOR BUSTOS SOLA

TÉ DE MANZANILLA

 

Un té de
manzanilla,
sería de
mi agrado,

dijiste con
ternura,
y yo,
con premura,

un pocillo,
y dos rosquillas,
sobre la mesa
deposité,

para luego
preguntarte,
porque el té
de manzanilla ?

a lo que tu
respondiste,
favorece mi
pelo rubio,

penetra en
mi cuerpo,
como una
aleluya,

y la verdad,
le pone fuego
a mis deseos
de mujer,

vaya,
dije yo,
cuanto por
aprender,

y sin más,
apagué la luz,
no sé si fueron
aleluya,

pero mis
besos,
y mis dobles
caricias,

estremecieron
tu cuerpo,
que gimió de
placer.

Víctor Bustos Solavagione