Julio Cortazar

Por qué

  ¿Por qué no escuchamos el silencio

que grita y se escabulle entre el hilo

titere de las hojas amarillas

tan altas como las estrellas?

 

   Por qué... No entiendo.

 

   Ese debatir del dolor en las heridas

rojas, color carne aún abiertas

insistiendo en abrirlas más y más

con el choque rutinario de las palabras.

 

   ¿Por qué sigue ahí esa terquedad

entre el pecho y el alma?

¿Qué nos empuja a revivir pendejadas

para volvernos ciegos y sin esperanzas?

 

   Sabiendo la puta realidad

somos sólo puterías

espejismos de perplejidad

apuntando al sol con mentiras.

 

   Nos vemos a los ojos.

 

   Te preguntas por esto y lo otro

buscas la misma salida

sin importar la inquietante respuesta

no hay vida más negra que la mala conciencia.

 

   Buscamos como el marinero ciego

la fortaleza en mar abierto,

surcamos envidias caníbales

somos menos que animales.

 

   No me gusta.

 

   Que charlar se vuelva más crudo.

Que el secreto se haga noticia.

Que la intimidad sea indecencia

y por demás la iglesia un lujo.

 

   O lo que es lo mismo.

 

   Discutir por migajas

que hormigas más aptas que nosotros

contemplen matarnos a todos

y al final quedemos reducidos como ellas.

 

   ¿Por qué seguimos a la muerte

si ella misma no te ha seguido?

No has muerto por distraído

quizá mueras de hambre