Verano Brisas

NUNCA MÁS

Siempre fuiste una amante

complaciente y tierna,

dispuesta a ensayar nuevas posturas

y a vivir singulares fantasías.

 

Tus besos de ángel me llevaron

por los caminos del cielo,

y tus caricias, ardientes como brasas,

por senderos infernales.

 

Anoche, sin embargo,

cuando gocé tu sexo embriagador

con la fuerza de un tsunami enorme,

decidí no volver a poseerte,

pues dejaste mis riñones triturados

con tus talones de loba enfurecida,

y ya no puedo enderezar mi espalda.