Anton C. Faya

EL BOOM DE LAS HORDAS

 

 

 

Yo, llaneza ensimismada,

duda prominente,

navegante de paraísos-infiernos

continuos, simultáneos.

Desde esta, mi constelación

de laberintos de arenas,

circulares, cóncavos, sobrepuestos,

flotando sin órbita

en el vacío de las almas sin destino,

veo:

 

Un boom de hordas

populosas, tatuadas, indolentes,

que persiguen el sueño del metal

en torres de paredes apiladas,

la risa fácil y el afecto etéreo.

Un infinito huracán concentrico

que los caza y me caza

adormece y aleja

la miseria en la nuca.

Corren

apilados, desiertos,

a conquistar mañanas,

en calles infectadas

por humo, miradas extrañas,

ruido silencio que aliena

y domestica.

Leen asimilan,

mensajes del Dios mercado,

los seduce a que sigan,

para acceder

con ticket

al reino del éxito

uniforme a la moda.

Compran

fervorosos y violentos

las gangas

que calman urgencias,

y sacian esa sed ácida

de pertenencia.

Acceden

a los símbolos de la modernidad,

instrumentos de confort,

ahorcados en cuotas.

Venden

su silencio, su mirada,

la química del afecto,

la inocencia del cuerpo.

Tragan

el grito rebelde,

la verdad primogénita,

la confianza de ser.

Caen,

enfermos de mal incurable

de necesitar medico,

medicinas,

y sus jaulas

son tan altas

que terminan

por vomitar sus sueños,

dimitir sus banderas,

bajar la mirada,

y ahora, ya curados,

comienzan su trabajo.

 

Me contaron

que se ha visto

hace tiempo,

en un lugar

muy remoto

no conquistado,

hombres y mujeres

que eran felices...

 

A.C.F- MAYO DE 2018

ARGENTINA