clonariel

MAYO



Como blanco limón de cielo
lo carga la vasija del otoño.
Reunión de fuego y frío,
manto de silencio sobre el alboroto.

 

Ay mayo, cuna de niebla y hojas,
taciturno nido de mi alma.
Ando turbio de paz y desencanto,
y es una espada la añoranza.

 

La memoria abre su acordeón,
fui niño de sigilosa infancia
con sus bosques desnudos y en el rostro
la risa impávida.

 

Ahora en mi alma mayo es una brasa,
azafrán de congoja invade mi boca.
En desiguales luchas bajo los cielos
mi vida quedó, en la ilusión, absorta.

 

El viento trae el olor de las ideas
y cansado lamento las nubes arrastran.
Las aves de los cielos son como puñados
de estrellas desmayadas.