¡Eva Teresa! ¡Son de sol y de luna!
¡Eva Teresa!
¡Son de sol y de luna,
Eva Teresa es mujer:
dos en una!
Teresa es el sol,
Eva, la luna.
Yo comparto con las dos...
y a veces, con una.
En ello pongo el corazón,
y, a renglón seguido:
a Teresa, el sol;
a Eva, la luna.
Teresa conversa conmigo a la luz del día.
Pintamos, cantamos, bailamos.
Con sus senos secretos,
piernas de locura,
y ese gran corazón —¡uf!—
hay que decirlo:
me deja viendo un chispero.
De Eduardo Carranza (soneto a Teresa)
“Teresa en cuya frente el cielo empieza
como el aroma en la sien de la flor;
Teresa la del suave desamor
y el arroyuelo azul en la cabeza.
Teresa en espiral de ligereza
y uva y rosa y trigo surtidor:
tu cuerpo es todo el río del amor
que nunca acaba de pasar, Teresa\".
Ella es mi ajeno poema.
Mi reloj de arena,
en este tiempo que no se detiene.
¿Cómo amarte, Teresa…?
Eva, en cambio, es loba.
Me invita a soñar, a gritar… a dormir.
Completamente desnuda,
me pide que la colme de besos,
que mi viaje de amor sea total,
puro fuego, plena lujuria.
Eva: fruta ansiada,
prohibida.
¿Y yo qué hago, Eva Teresa...?
Si vives dos mujeres en una.
Teresa me mira, me piensa, me habla…
como toda mujer,
y hasta un poco más.
La contemplo… y callo.
Eva ríe, llora, me perturba…
como pocas.
Y yo…
al punto de la locura.
Ellas, al fin,
se funden en su propio abrazo.
Y tomadas de la mano,
me dicen adiós.
Es que apenas soy poesía.
Y ya lo advertía Eva Teresa:
la poesía no te da para mucho.
¡Eva Teresa!
(Gritos)
¡Eres mi inspiración!
¡Sol y luna!
Y hoy…
no tengo ninguna.
Oscar Arley Noreña Ríos (Racsonando Ando)