Hidalgo Caballero M.

MI NIETA

 

 

Replica mi gesto

con tenue rubor,

desvía  su vista

fugaz y pillastre.

Canturrea sola

la voz aprendida,

solloza aturdida

si se siente perdida.

Ilumina sus ojos

y aprieta mi mano

cuando algo nuevo

asombra o sorprende.

 Reanuda el camino

audaz  e insolente

mi pequeña reina

ya corre y camina.

Vacila y tropieza

y el llanto aparece,

aprende mi niña

a  yerro imprevisto;

que la vida es dura

e hiriente el camino.