Esteban Mario Couceyro

Infarto

Caminaba por ese inmenso pasillo

y repentinamente me detuve

no se por qué, solo paré la marcha

como si nada importara ya.

 

Quise continuar, algo me llevaba a parar

miraba no sé que, todo perdía el color

la distancia al suelo

esa distancia que siempre había

se perdía entre las cosas que perdía.

 

El bolso siguió aferrado por la mano

la silla, a mi derecha, se mantenía

negra, firme, lógica en sus patas

ese gran cuadro, pareció vivir.

 

El viento, movía las palmeras

el bolso pesaba como el mundo

mi mano se aferró con desesperación

mientras los pies intentaban un paso.

 

El primer paso, luego el segundo

mientras todo se aclaraba

el cuadro se detuvo

 

Y la silla

definitiva con las cuatro patas

el respaldo curvo

negra.

 

El piso por debajo de los pies

caminaba por el enorme pasillo

con el bolso

el murmullo de unos turistas

mientras abandonaba el hotel.