25.

El niño con huecos en los ojos

Allí en donde las torres se cruzaban, la madre maldecía al hijo el cual sus ojos fueron arrebatados. El niño lloraba con la fuerza de los mares y entre lágrimas perdidas, surcaba debatiéndose entre el dolor y la cordura. La madre oía el sin silencio con gotas de pesar por su mejilla y, ahí en donde se cruzaban las llanuras de su cuello, la madre acariciaba al niño dejando que el tiempo se escapase. <<Que triste fue sanarnos las heridas>> exclamaba la madre con rencor y, entre filos de luz de luna, miraba como su hijo, con huecos en los ojos, conquistaba con sollozos el corazón de su madre.