Caballero Alferez Andante

A Masha (II)

En el salón, el fuego era artificio,

pero bien prendió aquel primer beso,

por el que aún camino rendido y preso

y me arrojo presto a tu precipicio.

 

Me hiciste mudar en loco de oficio,

asesino de la razón confeso,

de rufián cabal, a galán sin seso

ansioso por tu mano que codicio.

 

Requiéreme y cruzaré el continente,

que por aquel beso te daré ciento

y si lloro por tu mirada ausente

 

no maldigo tan puro sentimiento,

que quien quiere amar ha de ser valiente

y aún animoso en el postrer aliento.