Xabier Abando

A Blas de Otero, paisano

 

Blas de Otero,

gran poeta y caballero

de la paz y la palabra,

natural de esta ciudad

que, en el mirador del Abra,

pretende asomarse al mar,

a bordo del Ibaizábal.

 

Eres, Blas,

orgullo de esta ciudad,

donde todo el mundo tiene

la curiosa cualidad

de nacer donde le place,

y en cualquier otro lugar,

siendo bilbaíno, nace;*

 

no es tu caso,

que, sin duda, fue especial

y ciento dos años hace,

en plena guerra mundial,

el azar quiso mandarte

a nacer a esta ciudad,

siendo tú de cualquier parte,

 

pues tú, Blas,

angel fieramente humano,

despues de mucho buscar,

absolutamente en vano,

en Dios consuelo y razón,

te hiciste al fin ciudadano,

una acertada elección,

 

del lugar

en que fuera necesario

tu abnegado corazón,

tu espíritu solidario,

para poder ayudar,

al sufrido sufridor

en medio de aquel calvario;

 

y paisano

del país donde la gente,

el nombre es indiferente,

necesitara una mano,

algún hombro que arrimar,

pulmones para gritar,

desde el papel o en la calle.

 

Tú cambiaste

la conciencia religiosa

por la conciencia social

y así, tú pluma empeñaste

en la lucha radical

contra la miseria, el hambre

la injusticia y la opresión.

 

dando voz,

no obstante la autocensura

que genera la censura,

al sufrimiento feroz

de toda una sociedad,

mostrando tu indignación

pidiendo palabra y paz.

 

Además,

de ser, sin duda, un gran hombre,

eso clarísimo está,

fuiste, Blas, poeta enorme

inconmensurable, inmenso,

pues grande es la calidad,

y sublime la hermosura

 

de tu verso,

desde el de extrema finura

al enardecido e intenso,

y puesto a experimentar,

sin quererte encasillar,

te recorriste el espectro

panorámico del verso.

 

Y por eso,

nada menos, eres, Blas,

patrimonio universal

y motivo de alegría

y orgullo de esta ciudad

que te vio nacer un día,

en plena guerra mundial,

 

y en tu honor,

te dedicó un monumento

y celebró el centenario

de tu feliz nacimiento,

un suceso extraordinario,

como, si no en el momento,

se sabría con el tiempo.

 

Es seguro

que otros muchos centenarios,

en un remoto futuro,

recordarán el evento,

y, asimismo, el milenario

del feliz alumbramiento

que te hiciera ciudadano

 

lo primero,

de esta ciudad y, segundo,

por tu universalidad,

ya ciudadano del mundo

y del universo entero,

siendo de Bilbao oriundo,

admirado Blas de Otero.

 

© Xabier Abando, 20/04/2017

 

(*) conocida es la ‘boutade’ que dice que los de Bilbao nacemos donde nos da la gana.