Norberto Osvaldo Algarin

DivagaciĆ³n

Yo erraba por la silente, frondosa alameda

cuando aquél improviso que respondí con creces

sobrevino: ví a la cándida y radiante Leda

junto a un albo Cisne de ademanes corteses.

 

Tal sucedido lo he de recordar mientras pueda.

Díjome aquella: \"Veo, joven, que desvaneces; 

la ausencia de la rosa y la heráldica moneda

te hacen ver el mundo con barnices ciertas veces.

 

Pero ve hacia aquel viejo que enrolla el pergamino;

él alienta bajeles con su soplo divino

y noveles corona con su fresco laurel\".

 

Y se fue como el humo con el Cisne altanero...

Yo le dije a aquél viejo -resultó ser Homero-:

\"¡Le confío yo el remo de mi frágil bajel!\".